Contexto y preocupación institucional
El reciente Decreto Ley 36/2025, convertido en Ley 74/2025 sobre ciudadanía italiana – calificado por muchos integrantes de la comunidad italo-descendiente como el “Decreto de la Vergüenza” – ha generado una fuerte inquietud en la diáspora italiana alrededor del mundo. Se trata de una reforma que recorta drásticamente el derecho a la ciudadanía por descendencia, limitándolo a hijos y nietos de italianos (excluyendo a bisnietos y generaciones posteriores) e imponiendo nuevos requisitos que antes no existían. Este giro normativo ha sido percibido como un golpe profundo a los derechos y la identidad de millones de italo-descendientes, al punto de que el propio Presidente de la República, Sergio Mattarella, decidió abordar públicamente el tema.
En un discurso pronunciado el 17 de junio de 2025 ante la Asamblea Plenaria del Consejo General de los Italianos en el Exterior (CGIE), Mattarella expresó su preocupación institucional y llamó a la reflexión sobre esta controvertida reforma. Sus palabras, revestidas de la autoridad moral y constitucional que encarna la Jefatura del Estado, ofrecen una base sólida para un análisis crítico de la ley de ciudadanía recientemente aprobada.
El llamado de Mattarella a una “reflexión meditada” sobre la reforma
En su alocución ante el CGIE, el Presidente Mattarella no ocultó las inquietudes que la nueva ley ha suscitado. Señaló que el tema del decreto ley de ciudadanía “ha suscitado atención y debate” en las comunidades de italianos en el exterior, generando incluso “desorientación” entre millones de italo-descendientes. Estas palabras reconocen abiertamente el desconcierto y malestar que la reforma provocó en la diáspora. Mattarella hacía eco así de la descripción que minutos antes había dado la Secretaria General del CGIE, Maria Chiara Prodi, quien calificó de “herida profunda” los efectos de la nueva normativa y se preguntó si los italianos en el mundo hoy se sienten “acogidos o rechazados” por su patria de origen.
Pero el Presidente fue más allá de describir el problema: invitó explícitamente a reconsiderar la reforma. Destacó que “será sin duda útil – y digno de seguimiento atento – el debate que se abrirá sobre este tema… para favorecer una reflexión meditada – y eventualmente también alguna reconsideración – de los aspectos que han surgido”. En términos institucionales, esta frase es sumamente significativa. Mattarella, guardián de la Constitución italiana, está sugiriendo con diplomacia que la ley 74/2025 merece ser reexaminada e incluso corregida. Un llamado de esta naturaleza, pronunciado por el Jefe del Estado, evidencia un rechazo sutil pero firme hacia la reforma tal como está planteada.
Vale recordar que, en el sistema italiano, el Presidente de la República rara vez interviene en debates legislativos tras la promulgación de una ley, a menos que perciba posibles conflictos con principios fundamentales o con la unidad nacional. Aquí, Mattarella manifestó exactamente eso: preocupación por los efectos divisivos de la norma y la necesidad de repensarla con cuidado. Su mensaje confiere una legitimidad institucional a las críticas que ya venían formulando juristas y representantes de la ciudadanía en el exterior.
Inconsistencias constitucionales y jurídicas de la Ley 74/2025
Desde una perspectiva jurídica, la Ley 74/2025 (derivada del Decreto Ley 36/2025) presenta serias contradicciones con los valores constitucionales italianos y con derechos adquiridos de la diáspora. Diversos juristas y organizaciones de italo-descendientes han señalado varios aspectos problemáticos:
- Vulneración del principio de igualdad (Art. 3 de la Constitución): La reforma introduce discriminaciones arbitrarias entre descendientes, en función de la generación o fecha de nacimiento.
- Ataque al ius sanguinis y a derechos adquiridos: La nueva ley contradice frontalmente esta doctrina al imponer plazos y cercenamientos generacionales. También afecta a solicitantes que estaban reuniendo documentos o aguardando turnos consulares bajo el marco legal previo.
- Requisitos desproporcionados y vagos: La exigencia de demostrar un “vínculo real y duradero” con Italia resulta indeterminada y potencialmente discriminatoria.
- Uso injustificado del decreto-ley: La reforma fue implementada mediante un mecanismo de urgencia sin justificación real y sin participación de la ciudadanía ni de representantes en el exterior.
En suma, la Ley 74/2025 aparece inconsistente con varios principios constitucionales: igualdad, no retroactividad de las normas desfavorables, derecho a la defensa, y respeto por la legalidad del proceso legislativo.
La diáspora italiana como parte esencial de la identidad nacional
Uno de los puntos más preocupantes de la reforma es que parece desconocer el papel de la diáspora italiana en la construcción de la Nación. El propio Presidente Mattarella lo destacó enfáticamente en su discurso, al elogiar la labor del CGIE y afirmar que los millones de connacionales fuera de Italia “forman parte integral del entramado del país”. Recordó asimismo que la historia de la emigración italiana es “parte esencial” de la identidad nacional.
Reducir los lazos jurídicos con esta diáspora mediante una ciudadanía más restrictiva implica debilitar a la propia Italia. No solo se priva a miles de personas de un reconocimiento identitario legítimo, sino que se corre el riesgo de fracturar la comunidad italiana global. La Constitución italiana ha integrado a la diáspora en la vida cívica de la República: desde 2001 se creó la Circoscrizione Estero que permite elegir parlamentarios en representación de los ciudadanos residentes fuera del país. Espiritualmente y legalmente, la Nación italiana trasciende su territorio geográfico.
Conclusión: llamado a revisar o derogar la norma
A la luz de lo expuesto, resulta evidente que la Ley 74/2025 de ciudadanía italiana no se alinea con los valores constitucionales ni con la realidad histórica y cultural de Italia. Su inapropiadez jurídica y su efecto de quebrantar el vínculo con la diáspora hacen de esta norma un retroceso que es necesario corregir.
La buena noticia es que desde la máxima investidura del Estado italiano ha surgido un claro llamado en ese sentido: el Presidente Sergio Mattarella ha instado a una revisión reflexiva de la reforma, dejando abierta la puerta a su reconsideración.
Esta exhortación presidencial no puede tomarse a la ligera. En la arquitectura constitucional italiana, el Presidente de la República es garante de la Carta Magna y de la unidad nacional. Cuando Mattarella sugiere públicamente que se revalúen las normas que se han abierto con la nueva ley, está ejerciendo un poder de persuasíon institucional muy significativo.
Por todo ello, urge que el Parlamento italiano revise a fondo o derogue la Ley 74/2025, corrigiendo el rumbo. Una reforma de la ciudadanía adecuada debe nacer del diálogo con las comunidades italianas en el exterior, respetar los principios constitucionales de igualdad y justicia, y reconocer que la identidad italiana no se agota en las fronteras de la República.
Italia es más fuerte, más rica y más fiel a sí misma cuando abraza a todos sus hijos, sin importar cuán distante esté el origen de su italianidad. En nombre de los valores constitucionales y de la larga hermandad entre la Patria y su diáspora, la Ley 74/2025 debe ser re-pensada o dejada sin efecto.
Antes de ser abogada, estuve en tu lugar. Obtuve mi ciudadanía italiana, y fue ahí que me enamoré del derecho internacional, más precisamente del Derecho constitucional italiano.
Ni bien me recibí cómo abogada en la UNLP, viajé a Bologna, Italia, a realizar un Magíster en diritti constituzionale e diritti-umani. En simultáneo, a día de hoy, junto a mi equipo profesional, ayudé a más de 10.000 personas a obtener su doble nacionalidad. La empresa se encuentra en constante crecimiento, tanto de infraestructura, cómo de equipo y siempre en la vanguardia tecnológica, garantizando al 100% los procesos de nuestros clientes.
A día de hoy me encuentro terminando mi tesis, pero sin abandonar ni un segundo lo que me hace felíz y me motiva cada día, abrirle las puertas al mundo a miles de personas.




