Pronóstico futurista sobre los requisitos para la ciudadanía italiana en 2030

Introducción Italia es uno de los países europeos que históricamente ha mantenido una política amplia de reconocimiento de la ciudadanía por ius sanguinis. Sin embargo, frente a un contexto geopolítico cambiante, tensiones internas sobre integración y presión migratoria, se vislumbra una transformación normativa que podría alterar significativamente los criterios de adquisición de la ciudadanía hacia el […]

Introducción

Italia es uno de los países europeos que históricamente ha mantenido una política amplia de reconocimiento de la ciudadanía por ius sanguinis. Sin embargo, frente a un contexto geopolítico cambiante, tensiones internas sobre integración y presión migratoria, se vislumbra una transformación normativa que podría alterar significativamente los criterios de adquisición de la ciudadanía hacia el año 2030.

Este artículo examina, desde una perspectiva jurídica, constitucional y política, las principales reformas debatidas entre 2022 y 2025, las tendencias europeas, los desafíos del modelo ius sanguinis, y el rol que la tecnología y la opinión pública jugarán en el futuro de la ciudadanía italiana.


El régimen vigente y sus tensiones

Actualmente, la Ley N.º 91 de 1992 permite el reconocimiento automático de la ciudadanía italiana por descendencia sin límite generacional, siempre que se acredite la cadena de transmisión y no se haya producido renuncia o pérdida en la línea ascendente. Esta regla ha beneficiado a millones de descendientes de italianos en el mundo, particularmente en América Latina, donde la migración italiana fue masiva.

En contraste, los hijos nacidos en Italia de padres extranjeros no adquieren la ciudadanía automáticamente. Solo pueden solicitarla al cumplir los 18 años, siempre que hayan residido legalmente y de forma continua desde el nacimiento. Esta asimetría ha sido fuente de críticas por parte de juristas, organizaciones sociales y sectores políticos que impulsan reformas más inclusivas.

La coexistencia de estos dos modelos ha generado una paradoja: Italia reconoce fácilmente como ciudadanos a personas nacidas y criadas fuera del país sin vínculo territorial o cultural, mientras mantiene barreras más rígidas para jóvenes que han crecido y se han educado íntegramente en suelo italiano.


Reformas propuestas: del ius scholae al Proyecto Menia

Entre 2022 y 2025, se han debatido propuestas legislativas que apuntan en direcciones divergentes. Por un lado, el proyecto de ius scholae proponía reconocer la ciudadanía a menores extranjeros que hubieran completado un ciclo escolar en Italia. Esta iniciativa fue respaldada por sectores de centroizquierda y algunos moderados, pero encontró fuerte resistencia en la coalición de gobierno.

Por otro lado, el denominado Proyecto Menia buscó restringir el ius sanguinis estableciendo un límite generacional (hasta bisnietos), imponiendo el conocimiento obligatorio del idioma italiano y, en ciertos casos, una residencia mínima en Italia antes de iniciar el trámite. Esta propuesta responde a preocupaciones sobre el vínculo efectivo del solicitante con la comunidad italiana, la integridad del sistema y el uso instrumental del pasaporte europeo.

Ambos proyectos reflejan un dilema profundo: si la ciudadanía debe mantenerse como un derecho automático por vínculo biológico, o si debe transitar hacia una concepción basada en pertenencia cultural, integración territorial y lealtad cívica.

Tendencias hacia 2030: endurecimiento y reequilibrio

A la luz del debate actual, es razonable prever que para 2030 Italia adoptará un modelo más equilibrado, limitando el ius sanguinis y ampliando, en parte, el acceso por integración. Es probable que:

  • Se establezca un límite generacional práctico para el reconocimiento automático por descendencia (por ejemplo, hasta tercera generación).
  • Se impongan requisitos lingüísticos mínimos (nivel B1) para todos los solicitantes, independientemente del canal.
  • Se introduzca una fórmula de ius scholae o ius soli temperado, que permita a hijos de inmigrantes socializados en Italia obtener la ciudadanía en etapas más tempranas.

Este reequilibrio intentará armonizar los principios constitucionales de igualdad y razonabilidad con la necesidad de mantener la cohesión del cuerpo cívico.

Antes de ser abogada, estuve en tu lugar. Obtuve mi ciudadanía italiana, y fue ahí que me enamoré del derecho internacional, más precisamente del Derecho constitucional italiano.

Ni bien me recibí cómo abogada en la UNLP, viajé a Bologna, Italia, a realizar un Magíster en diritti constituzionale e diritti-umani. En simultáneo, a día de hoy, junto a mi equipo profesional, ayudé a más de 10.000 personas a obtener su doble nacionalidad. La empresa se encuentra en constante crecimiento, tanto de infraestructura, cómo de equipo y siempre en la vanguardia tecnológica, garantizando al 100% los procesos de nuestros clientes.

A día de hoy me encuentro terminando mi tesis, pero sin abandonar ni un segundo lo que me hace felíz y me motiva cada día, abrirle las puertas al mundo a miles de personas.

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